Bajo el signo de Virgo iniciamos el primer movimiento del Onceavo Congreso Internacional del Nuevo Pensamiento que se celebrará en Puerto Rico, dedicado a la Madre Divina. El mes de Virgo nos aporta el primer impulso hacia este próximo encuentro fraternal que durante los días del 14 al 17 de Febrero del 2014 se llevará a cabo en las montañas de Borinquén para meditar, reflexionar y hacer contacto con la energía de la Madre Divina, el aspecto femenino de Dios.
Siempre sentí que la belleza de la isla de Puerto Rico facilita la percepción del esplendor de la creación, la belleza de Dios Madre manifestándose en la exuberante naturaleza y su infinita variedad de formas. Toda la creación es un juego de fuerzas entre el Espíritu y la Materia o entre el Padre Celestial y la Madre Divina. En la tradición Védica la Madre es la Naturaleza y también es el Fuego o la Conciencia que la anima. En Occidente vemos esto como una Trinidad y entonces el Padre es el Espíritu, la Conciencia es el Hijo y la Sustancia, la Madre.
Lamentablemente en nuestra tradición espiritual al principio materno de la creación se le llamó Espíritu Santo y de alguna forma se hizo masculino en la psiquis humana. Cuando veo que algunos espiritualistas no pueden reconocer a Dios en la materia pienso que es consecuencia de ese gran pensamiento forma que ha moldeado la psiquis occidental haciéndonos creer que todo lo que tiene que ver con Dios es masculino y pertenece al reino del Espíritu. Tanto lo femenino como la sustancia quedan relegadas a un nivel inferior porque no reconocemos que sin un contenedor, sin la sustancia, el espíritu no se puede manifestar. No reconocemos que Dios es Padre y es Madre, que es Espíritu y es Materia. Precisamente la palabra clave desde el ángulo del alma del signo de Virgo dice así: “Soy la Madre y el Hijo, soy Dios, soy materia”
Cuando reconocemos a la Madre, que es la sustancia primordial del universo se nos devela todo un Cosmos de infinitas variedades en donde podemos encontrar lo divino en una estrella al igual que en una piedra o en una gota de rocío. Todo depende del estado de nuestra conciencia y la transparencia o pureza de nuestra percepción que nos deja ver a Dios en todo lo creado.
La creación es masculina y femenina. El Dios Absoluto tiene los dos principios al igual que la Creación. Estos principios se resumen en el dar y el recibir, o en el soporte y la acción. Estos principios que son la danza eterna de la creación se manifiestan en todos los planos y al expresarse a través de la humanidad lo hacen como hombre y mujer. Pero cada hombre en su interior tiene un parte femenina y cada mujer, una parte masculina. Porque todos damos y recibimos, apoyamos y actuamos.
En la historia de Adán y Eva, que como todas las historias que nos hablan del génesis son simbólicas y no literales, Eva surge de la costilla de Adán. Adán representa a la humanidad y Eva es parte de Adán. Si no lo fuera, ella hubiese sido expulsada del Paraíso y no él, pero fueron los dos los que recibieron la cobertura de piel. Es el humano que es hombre y es mujer, que tiene los dos principios en su naturaleza y cuando se manifiesta por medio de un cuerpo de carne y hueso lo hace como hombre o como mujer.
Cuando las escrituras son mal interpretadas ocasionan mucho dolor y sufrimiento y creo que la interpretación literal de esta historia es la que más daño le ha hecho a la mujer. Nos echan la culpa de una caída que era parte del Plan de la Creación, que simbolizó la entrada del alma humana a la materia más densa al adquirir, por medio de la fruta del árbol del bien y del mal el poder de pensar, de discernir, y de esta manera, iniciar el sendero de evolución del alma humana en la Tierra.
Venerar la Naturaleza es tan importante como venerar al Padre. Si condenamos la naturaleza quedamos prisioneros de ella. La tradición dice que primero hay que venerar a la Madre y entonces ella te permite atravesar cada uno de los planos, te lleva de la mano y te entrega al Padre. A nivel humano es la madre que prepara al niño en su infancia; ella es la que puede sembrar en él lo que el padre no puede en las etapas más tiernas, donde se graban con más fuerzas las tendencias futuras. Eso fue lo que hizo la Madre de Jesús, preparó al Hijo y se lo entregó a la Humanidad. Y cuando el Hijo fue a partir, allí en la cruz entregó a su madre a Juan, el discípulo amado diciéndole. “Madre, he ahí a tu hijo; Hijo, he ahí a tu Madre”; uno de los grandes símbolos que nos dejó la historia del Calvario.
El Maestro Kumar dice que aquel que se olvida de su madre no puede esperar nada en términos de expansión de conciencia.
“La injusticia hecha a la mujer es una injusticia hecha a la Naturaleza que se nos devuelve y nos ata. La injusticia hecha a la naturaleza del planeta nos ata al planeta. La Naturaleza está en funcionamiento dentro y fuera de nosotros y tenemos que aprender a respetarla. Lo femenino en el plano físico es simbólico de esa Naturaleza. Y si esta humanidad tiene que elevarse, solo puede ocurrir mediante la mujer. Es la pureza de la mujer la que dará pie a la encarnación de almas elevadas. Y si los Maestros tienen que nacer en el plano físico, necesitan mujeres de elevada pureza.” (Un Entendimiento Claro del Hombre y la Mujer”, K.P. Kumar)
Al dedicar el próximo congreso a la Madre Divina esperamos profundizar en su misterio, que es el misterio de la vida en la materia. Como grupo la invocaremos para que sean removidos los velos de la ignorancia y podamos ver el esplendor de la Creación. Ella, que es Dios en la Materia, que es la Sustancia Primordial, es la que nos permite la gran oportunidad de la experiencia que es la llave que abre las puertas a los planos más sublimes de la creación. La mente nos marca el sendero pero la experiencia nos permite transitarlo.
La materia cambia de forma pero es eterna. A veces es energía, a veces materia sólida, pero es indestructible. Si te conectas con esa fuerza sutil que impregna todo, con esa vida que está detrás de todo lo creado puedes beber la esencia inmortal y embriagarte con su divino elixir. Compruébalo. Una vez me conecté con una brillante estrella y sentí que la vida del espacio estaba en mí con tanta fuerza que aquella estrella era la luz de uno de mis átomos. La miré y dejé que su luz y mi luz se hicieran una. De la misma manera lo puedes hacer con todos los elementos que la Naturaleza te ofrece. Con el sol puedes descubrir el fuego que habita en ti, con el mar sentir las infinitas corrientes de vida que circulan en tu interior, con el viento puedes volar por tus espacios internos…
La Madre Divina siempre te acompaña en cada una de sus manifestaciones. Que puedas percibir su sagrada presencia y vivir bajo su protección, es mi ferviente deseo. Con el amor de siempre,
Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es
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