jueves, 3 de octubre de 2013

Las Diosas de cada Mujer

Parte 2
Las Diosas de cada Mujer

ARTEMISA: DIOSA DE LA LUNA

Como diosa de la caza y de la luna, personifica el espíritu femenino independiente. Es el arquetipo que permite a una mujer lograr sus propias metas en el terreno que ella misma elija. La mujer Artemisa se siente completa sin un hombre. También representa a la hermana, y este es el atributo que la lleva a solidarizarse con las otras mujeres y a defender sus derechos. Encarna, por tanto, las cualidades idealizadas por el Feminismo: realización y competencia, independencia de los hombres y sus opiniones, y preocupación por las mujeres oprimidas.

Si usted se siente dominada por Artemisa tiene una tendencia a sentir esos principios y causas y a realizarlos, siempre siendo fiel a los mismos. Quizá haya crecido en un hogar machista, en el que dieran prioridad a los hombres, relegándola a usted a las tareas domésticas, situación ante la cual se rebeló. Le encanta la naturaleza, ponerse sus vaqueros y una mochila a la espalda y salir a explorar bosques, montañas, selvas...

La carencia de Artemisa es que, como dice Olga Escuder, «le da miedo ser mujer y, en el mundo exterior, se desconecta de sus sentimientos». Esa es la causa de que muchas feministas se olviden de su parte seductora o de su capacidad nutridora, y consideren al hombre como su enemigo, aunque se comporten en muchas ocasiones como él. Para que una Artemisa alcance su plenitud ha de abrirse a las emociones y aprender a amar. El arquetipo de madre podría ayudarla, y una Afrodita le pondría en contacto con su sexualidad, enseñándole que el amor puede vencer todas la barreras.


ATENEA: LA ESTRATEGA

Es la diosa de la inteligencia, la sabia y la guerrera, la pragmática. Representa a aquella que es capaz de valerse de su inteligencia e intuición para resolver conflictos y enfrentarse a la vida. Un ejemplo muy claro de mujer Atenea es la ejecutiva que logra ascender hasta cargos directivos dentro de una empresa. Es perspicaz, intuitiva, inteligente, realista y muy diplomática, pues se vale de las alianzas para lograr sus objetivos. Si usted es una mujer Atenea preferirá la compañía de los hombres, pues sus conversaciones le interesan mucho más. Trabaja a gusto con ellos, sabe conversar de cualquier tema masculino y nunca entra en enredos emocionales ni sexuales. Encarna la colega perfecta, la mano derecha del jefe, la confidente de Apolo, que no busca intimidad emocional. Como esposa y madre seguirá siendo una gran estratega y administradora de la casa, y siempre elegirá a héroes como futuros esposos; es decir, a hombres triunfadores, intelectuales y ambiciosos, pues el poder para usted es el mejor afrodisiaco; además, entenderá el matrimonio como otra alianza más, sin profundizar en los sentimientos. También, llevará puesta su coraza y será completamente impermeable a los celos. La carencia de Atenea se debe a que ha separado su centro de acción de su centro de sentimiento. Sacrifica al amor y al placer en el altar del deber. La sabiduría y la intuición sólo sabe emplearla para los negocios y el trabajo, no para conectarse con su fuente interna y llegar a ser la mujer tan completa que en potencia es. Necesita entregarse a los placeres con Afrodita y rescatar a la niña interior, que le dará la capacidad para disfrutar de los pequeños detalles de la vida.


HESTIA: EL FUEGO DEL HOGAR

Es la diosa de la espiritualidad, el fuego del hogar, la que confería a éste integridad y totalidad. Hestia encarna a la mujer focalizada en sí misma, en su experiencia subjetiva interna. Sabia e intuitiva, Hestia sabe captar la esencia de cada situación, pues mira más allá de lo aparente. Ella disfruta de la soledad que le permite entregarse a la meditación, en conexión con las riquezas de su mundo interno. Representa a la tía soltera, a la ermitaña, a la monja o las místicas.

El problema que se encuentran las mujeres Hestia es que así como tienen enormemente desarrollado el hemisferio derecho del cerebro, el izquierdo resulta en muchas ocasiones una nulidad. Suelen ser incapaces de manejarse en el mundo real, de resolver asuntos tan prosaicos como la Declaración de la Renta y todo lo relacionado con el dinero.

Por tanto, necesitará desarrollar a una Atenea capaz de enfocar parte de su intuición, sabiduría e inteligencia al mundo exterior, y una Artemisa que le aporte firmeza. Si usted es madre de una niña Hestia, tímida y siempre «en Babia», apúntela a un campamento de verano, porque la convivencia y la naturaleza llamarán a su Artemisa, al tiempo que puede disfrutar de la meditación bajo las estrellas o abrazada a los árboles. Pero también deberá fomentar en ella un animus (el hombre interior) de Hermes, el dios mensajero y comunicador, que le sirva de centinela de su intimidad y le permita relacionarse con el mundo.


DEMÉTER: LA MADRE

Esta es la diosa madre, generadora de «leche y miel», amor, protección y sustento espiritual. Si de niña disfrutaba atendiendo a sus hermanos pequeños o a sus primos y jugaba a las mamás, su arquetipo más fuerte es el de Madre. Probablemente es usted generosa e inclinada a cuidar, escuchar y aconsejar.

La mujer Madre alimenta y ama a sus hijos, pero también les sobreprotege con un fin inconscientemente egoísta: retrasar o impedir su crecimiento. Es la generadora de Perséfones y hombres Peter Pan, que evitan responsabilizarse, comprometerse y madurar.

Además, por estar centrada en sus hijos, cae a veces en la desesperación y la depresión cuando a estos les ocurre una desgracia o simplemente se van de casa. Esta es una mujer que se olvida de cuidarse a sí misma e ignora que en ella también reside una niña interior necesitada de atención.

Si usted se siente identificada con este arquetipo, deberá invocar a Hestia, para conectar con su alma y sentirse a gusto en la soledad. También le haría falta una Artemisa, que le proporcione independencia y, sobre todo, conectar con su propia Perséfone, que le haga disfrutar de los pequeños placeres de la vida y la llene de juventud y vitalidad.


AFRODITA: EL AMOR

Es una diosa alquímica, ya que sus experiencias son transformadoras. Esta deidad lleva a la mujer que la encarna al disfrute de su cuerpo y de la sexualidad plena con el ser amado. No sólo es belleza, sino capacidad de generar belleza, por lo cual todo lo que ella hace se ve inundado por la creatividad: desde los juegos con sus hijos, al arte, la cocina o cualquier actividad. Esta diosa aparece en toda mujer que se enamora. Se trate de una Atenea concentrada en su trabajo o de una Démeter centrada en sus hijos, la entrada de Afrodita en su vida convertirá al nuevo amor en una prioridad. Ella la inducirá a ir de compras para adquirir ropa más sexy y hará que despierte su imaginación creando situaciones que rompan la rutina.

Apasionada por naturaleza y conectada a sus sentidos y emociones, ama a todos intensamente y goza de aquello que se relacione con la sensibilidad; pero también es una mujer incompleta si carece de otros arquetipos que la equilibren. No tiene perspectivas de futuro, es impulsiva y no piensa en las consecuencias. También tiende a ser promiscua e infiel. Puede ser el blanco de las mujeres Hera, envidiosas de su belleza y magnetismo.

También el hombre puede hacerle daño, ya que tiende a enamorarse del arquetipo Ares (el guerrero), que por celos puede maltratarla; de Hefesto, el artesano que, demasiado centrado en su arte, la hace sentir abandonada; o de Zeus, el patriarca, que la trata como un capricho, utilizándola sexualmente. Le hace falta potenciar la fidelidad y el compromiso propios de Hera. También necesita a Artemisa para dirigirla hacia objetivos concretos y ponerle límites; de Atenea que la haga reflexionar antes de actuar; y de Hestia que la conecte con su alma.


HERA: LA ESPOSA

Es la diosa para la que el matrimonio es sagrado. Constituye el arquetipo de la esposa, y el de la reina, pues es la consorte del rey que ella misma promueve, para realizarse a través de él. Se siente incompleta sin pareja y sueña con el día de su boda como el broche de los cuentos de hadas. Una de sus mayores virtudes es la fidelidad, así como la capacidad de compromiso.

Una mujer Hera, dice Maite Chamón, psicoterapeuta que imparte cursos sobre diosas griegas, no sólo es fiel como esposa, sino en el trabajo, donde puede destacar por ser una excelente colaboradora. Sin embargo, al centrarse exclusivamente en su marido y al verse incompleta sin él, renuncia a todas las facetas de ella misma y se convierte en una persona celosa y posesiva que proyecta siempre los celos sobre las mujeres, eximiendo de culpa a su esposo.

Toda mujer que contrae matrimonio está expuesta a la influencia de Hera. Podrá ser una Afrodita y tras la boda, sentir una voz interna que la inste a efectuar «un corte más apropiado para una señora», como apunta la psicóloga Arantxa Goñi.

«Esa es Hera, que con la nueva situación pretende castrar a Afrodita, porque ya no tiene necesidad de seducir». Si se deja llevar por ese impulso, se verá desvinculada de sus amigas.

Si su marido, convertido por su influencia en un Zeus patriarcal y machista, decide abandonarla por otra, se quedará destrozada, con rabia hacia la otra mujer, y probablemente sola.

Reconocer a Hera es fundamental, así como fomentar otros patrones. Necesita potenciar a Afrodita para que la pasión no se esfume. Una Artemisa que le dé independencia, sin necesitar al hombre para realizarse. Y un Hesfesto, el dios de la forja en su ánimus, le ayudará a sublimar la rabia de los celos creando arte.

PERSÉFONE: DONCELLA Y REINA DEL SUBMUNDO

Considerada una de las diosas más completas, tiene dos caras arquetípicas, la niña, y la reina del inconsciente. Toda mujer Perséfone empieza siendo la doncella, dulce y sensual, pero inconsciente de su sexualidad; divertida y romántica, sin metas claras. Es la protagonista de los cuentos de hadas, una Cenicienta o una Blanca Nieves, vulnerable, sumisa y complaciente, que espera que llegue su príncipe azul. Dependiente de una madre dominante que impide su crecimiento, es de esas mujeres que consideran a su madre su mejor amiga, y con ella comparten todos sus secretos.

Está representada también por la eterna estudiante, que después de la universidad acumula títulos, sin ninguna expectativa de trabajar en serio. Suelen ser siempre víctimas por su receptividad, pero no saben defenderse, permaneciendo pasivas.


Sin embargo, la niña eterna puede convertirse en heroína de su propio mito. En algún momento será secuestrada por Hades, dios del mundo subterráneo, y bajando a los infiernos se verá obligada a crecer. Tal vez suceda esto cuando se enamore de su príncipe y descubra que no es tal. En algún momento del proceso se pondrá en contacto con su inconsciente.

Si logra tocar fondo, emergerá una nueva mujer, la Reina del Submundo, conocedora de sus riquezas, capaz de analizar los sueños y de guiar a quienes desciendan a las profundidades de ese universo. Perséfone en esta faceta está representada por las psicoterapeutas, videntes, psíquicas... Pero quizás lo más importante, es que, como dice Maite Chamón, «Perséfone crece sin perder su inocencia y su dulzura, sin echar a perder su fuerza sexual, sin dejar por eso, de ser divertida y apasionada».

Si usted se identifica con Perséfone, conecte con su Artemisa para marcarse objetivos y ser más independiente; con Atenea para pasar a la acción, y cree una Démeter interna que la cuide y la proteja, para que no tenga que ir buscando madres y padres en cada persona.



RENACIMIENTO DE LA DIOSA

Arantxa Goñi nos señala que la humanidad atraviesa ahora el momento crucial para cambiar el orden de las cosas, para que venga de una vez esa nueva conciencia tantas veces anunciada. Vivimos una auténtica explosión del hemisferio derecho del cerebro, de lo femenino, que nos reencuentra con la Diosa.

La psicología transpersonal, las nuevas terapias, la sanación, el Yoga, el mundo de los sueños... rescatan el poder femenino. «Este, por tanto —comenta Arantxa Goñi— es el momento de que los seres humanos armonicen sus dioses y diosas internos; es la hora de la reconciliación de las energías masculinas y femeninas. Hombre y mujer, con sus deidades integradas, han de unirse para crear y engendrar un nuevo ser, un nuevo hijo Dios, un nuevo mundo, un nuevo pensamiento que tenga como ingredientes la sabiduría y el amor».

Son los arquetipos del futuro a los que se refiere Jean Shinoda: Metis, la madre sabia, y su hijo ausente, al que Zeus impidió nacer por miedo a que fuese el nuevo gobernante desde el amor que un profeta había anunciado. Esta combinación de sabiduría y amor tiene la capacidad de transformar, puesto que es alquimia.

Cada vez hay más padres amorosos y tiernos con sus hijos, que les dan de comer, les bañan y juegan con ellos; el hombre acepta más su parte femenina y desde ella puede comprender a su compañera. Y las mujeres van siendo más conscientes de su poder sexual, creador y espiritual. Está despertando una mujer nueva que potencia su feminidad y sexualidad, al tiempo que sabe defenderse; que protege a sus hijos y les ayuda a crecer; que no se deja engullir por el hombre, pero tampoco se aísla de él ni le oprime, sino que desde el amor y el respeto, es capaz de abrir una puerta hacia una nueva concepción de la vida.

Bendiciones de las Diosas,
Sylvia

Fuente: M.J.Alvarez, diosas-anunnaki.blogspot.com



martes, 24 de septiembre de 2013

Descubre cuál es tu Diosa o arquetipo femenino.

Parte 1

Te gustaría descubrir cuál es tu diosa o arquetipo femenino al cual tu perteneces. La energía femenina ha emergido con fuerza nuevamente, como un recuerdo pulsante de un pasado histórico ancestral.

Conocer los códigos genéticos o arquetipos genéticos femenino que influyen fuertemente en nuestras percepciones, son como plantillas que filtran y moldean la energía luz que pasa a través de éstas.

Es usted una mujer cuya mente está siempre enfocada hacia el trabajo, las cuentas bancarias, y las estrategias? ¿O acaso una romántica sin metas claras, que espera la llegada de un príncipe? ¿Le apasiona todo lo que suponga crear, es enamoradiza y sabe disfrutar del placer de los sentidos?... Estas son algunas de las diosas que conforman las psiques femeninas y que, todas juntas, así como la parte masculina o ánimus, integran la Diosa que hay dentro de usted.

Hubo un tiempo muy lejano, en que Dios era mujer. Gaia para los griegos, Hathor en Egipto, Eda entre los escandinavos... la Diosa adquirió mil formas y nombres, pero se halla presente en el origen de todas las culturas. El gran poder de la Diosa residía en que presidía el principio femenino de la Creación, asociado al misterio de la procreación.

En los primitivos contextos animistas, donde se desconocía el papel del varón en la reproducción, esta facultad se atribuía a una causa sobrenatural. De ahí que la Diosa simbolizara la capacidad de transformar, de dar vida. Por ello, la mujer era la medida de todas las cosas. Sus ciclos menstruales se relacionaban con los ciclos lunares, que claramente incidían en fenómenos naturales como las mareas.

El matriarcado legó esta religiosidad a la sociedad patriarcal posterior y así se prolongó su vigencia en la antigüedad. En su visión, todo estaba unido. La mujer transformaba, creaba y nutría, pero también necesitaba la energía masculina para hacer alquimia. Hombre y mujer eran la integración de dos poderosas energías cósmicas conectadas: acción y sentimiento, razón y magia, amor y sabiduría.

Esto es, según Olga Escuder, psicoterapeuta transpersonal, lo que barre y aniquila más tarde la evolución histórica del patriarcado al desacralizar el principio femenino y subordinarlo al masculino, generando una herida en el hombre y en la mujer.

A partir de cierto momento, como nos explica, «hombre y mujer reprimen respectivamente sus energías femeninas y masculinas internas, haciendo que la acción y el sentimiento vivan desconectados en sus almas».

Pero la conexión de las dos vertientes es posible, puesto que el poder de la Diosa vive en cada mujer, en forma de cualidades arquetípicas, según sostiene Chris Waldherr en La diosa dentro de ti (Robin Book, 1998). La toma de conciencia y el desarrollo de estos arquetipos internos, que son las diosas (y dioses), así como su armonización, conducen a la mujer (como le ocurre al hombre) a la plenitud psíquica, pues habrá logrado integrar a sus "deidades interiores" con todos sus rasgos.

Cada humano, hombre o mujer es un ser completo, como una bola facetada de cristales que contiene todas las deidades. Por distintas circunstancias, se activan unos u otros arquetipos; es decir, aunque una mujer se identifique con una energía femenina determinada, podrá potenciar más otras por efecto del entorno familiar cuando es una niña, o los de la sociedad siendo adulta.

Así aunque una niña sienta una fuerte presencia de Artemisa, la diosa de la naturaleza, independiente y feminista, si sus padres la educan para que sea dulce como la miel, ella, para ser aceptada, se entregará a Perséfone, la doncella sumisa y complaciente, reprimiendo el arquetipo dominante de su psique.

La sociedad es otro factor que fomenta algunas diosas y condena a otras. Tradicionalmente, las diosas potenciadas eran Perséfone, la hija, Hera, la esposa y Démeter, la madre. Afrodita, la deidad del amor, fue condenada como «la prostituta». Ahora, con los logros feministas, las diosas más reconocidas son Atenea, arquetipo de la mujer triunfadora, Artemisa y Afrodita.

Por otro lado, las fases por las que pasa una mujer en su desarrollo también son causa de la activación de diferentes arquetipos. De esta manera, en su adolescencia puede ser una Perséfone, la doncella sin metas claras, conectada con sus sentidos y a la espera de venga algo o alguien capaz de arrebatarla, y cuando sienta su sexualidad y empiece a tener relaciones con distintos chicos surja en ella la bella Afrodita, que le dará la capacidad de enamorarse.

Si en una de esas relaciones encuentra al hombre de su vida, aparecerá tal vez Hera hablándole de compromiso y haciéndola soñar con una boda. Hera será quien le permita ser fiel al hombre elegido. En el instante en que empiece a sentir la necesidad de crear una nueva vida, será Démeter la que le esté sugiriendo la idea de quedarse embarazada.

Al tiempo, tal vez se exprese Atenea para ayudarle a sacar adelante su trabajo y poder llegar a fin de mes. Y si sufre una infidelidad y decide divorciarse, invocará a Artemisa, convirtiéndose en independiente, solidaria con las mujeres, que sabe marcarse objetivos y conseguirlos. Quizás al final de su vida, tras las experiencias adquiridas y el sufrimiento, pueda aparecer en ella una Hestia, la anciana sabia y espiritual que busca la soledad para conectar con ella misma. Hay que tener en cuenta que cada uno de estos patrones es en sí incompleto y que para crecer, una persona necesita a los demás.


Por eso, no sólo es importante descubrir la diosa (o el dios) con el que internamente una se identifique más, sino también activarlos a todos para alcanzar la plenitud. Para esto hay que ser consciente de ellos primero, y luego, es necesario «hacer». Una mujer Atenea, que vive en su cabeza más que en su corazón y es incapaz de disfrutar de la vida, necesita invocar a una Afrodita, bailando, utilizando su creatividad con un pincel y una paleta de colores o simplemente saliendo de compras y arreglándose. Otra mujer que desee potenciar una Hestia, deberá dedicarle tiempo a la meditación, encendiendo las velas en su hogar y ambientando su rincón espiritual con incienso.


Bendiciones de Luz y Amor,
Sylvia

SOY LA MADRE Y EL HIJO, SOY DIOS, SOY MATERIA



Bajo el signo de Virgo iniciamos el primer movimiento del Onceavo Congreso Internacional del Nuevo Pensamiento que se celebrará en Puerto Rico, dedicado a la Madre Divina. El mes de Virgo nos aporta el primer impulso hacia este próximo encuentro fraternal que durante los días del 14 al 17 de Febrero del 2014 se llevará a cabo en las montañas de Borinquén para meditar, reflexionar y hacer contacto con la energía de la Madre Divina, el aspecto femenino de Dios.


Siempre sentí que la belleza de la isla de Puerto Rico facilita la percepción del esplendor de la creación, la belleza de Dios Madre manifestándose en la exuberante naturaleza y su infinita variedad de formas. Toda la creación es un juego de fuerzas entre el Espíritu y la Materia o entre el Padre Celestial y la Madre Divina. En la tradición Védica la Madre es la Naturaleza y también es el Fuego o la Conciencia que la anima. En Occidente vemos esto como una Trinidad y entonces el Padre es el Espíritu, la Conciencia es el Hijo y la Sustancia, la Madre.


 Lamentablemente en nuestra tradición espiritual al principio materno de la creación se le llamó Espíritu Santo y de alguna forma se hizo masculino en la psiquis humana. Cuando veo que algunos espiritualistas no pueden reconocer a Dios en la materia pienso que es consecuencia de ese gran pensamiento forma que ha moldeado la psiquis occidental haciéndonos creer que todo lo que tiene que ver con Dios es masculino y pertenece al reino del Espíritu. Tanto lo femenino como la sustancia quedan relegadas a un nivel inferior porque no reconocemos que sin un contenedor, sin la sustancia, el espíritu no se puede manifestar. No reconocemos que Dios es Padre y es Madre, que es Espíritu y es Materia. Precisamente la palabra clave desde el ángulo del alma del signo de Virgo dice así: “Soy la Madre y el Hijo, soy Dios, soy materia”

Cuando reconocemos a la Madre, que es la sustancia primordial del universo se nos devela todo un Cosmos de infinitas variedades en donde podemos encontrar lo divino en una estrella al igual que en una piedra o en una gota de rocío. Todo depende del estado de nuestra conciencia y la transparencia o pureza de nuestra percepción que nos deja ver a Dios en todo lo creado.

La creación es masculina y femenina. El Dios Absoluto tiene los dos principios al igual que la Creación. Estos principios se resumen en el dar y el recibir, o en el soporte y la acción. Estos principios que son la danza eterna de la creación se manifiestan en todos los planos y al expresarse a través de la humanidad lo hacen como hombre y mujer. Pero cada hombre en su interior tiene un parte femenina y cada mujer, una parte masculina. Porque todos damos y recibimos, apoyamos y actuamos.


En la historia de Adán y Eva, que como todas las historias que nos hablan del génesis son simbólicas y no literales, Eva surge de la costilla de Adán. Adán representa a la humanidad y Eva es parte de Adán. Si no lo fuera, ella hubiese sido expulsada del Paraíso y no él, pero fueron los dos los que recibieron la cobertura de piel. Es el humano que es hombre y es mujer, que tiene los dos principios en su naturaleza y cuando se manifiesta por medio de un cuerpo de carne y hueso lo hace como hombre o como mujer.

 Cuando las escrituras son mal interpretadas ocasionan mucho dolor y sufrimiento y creo que la interpretación literal de esta historia es la que más daño le ha hecho a la mujer. Nos echan la culpa de una caída que era parte del Plan de la Creación, que simbolizó la entrada del alma humana a la materia más densa al adquirir, por medio de la fruta del árbol del bien y del mal el poder de pensar, de discernir, y de esta manera, iniciar el sendero de evolución del alma humana en la Tierra.


Venerar la Naturaleza es tan importante como venerar al Padre. Si condenamos la naturaleza quedamos prisioneros de ella. La tradición dice que primero hay que venerar a la Madre y entonces ella te permite atravesar cada uno de los planos, te lleva de la mano y te entrega al Padre. A nivel humano es la madre que prepara al niño en su infancia; ella es la que puede sembrar en él lo que el padre no puede en las etapas más tiernas, donde se graban con más fuerzas las tendencias futuras. Eso fue lo que hizo la Madre de Jesús, preparó al Hijo y se lo entregó a la Humanidad. Y cuando el Hijo fue a partir, allí en la cruz entregó a su madre a Juan, el discípulo amado diciéndole. “Madre, he ahí a tu hijo; Hijo, he ahí a tu Madre”; uno de los grandes símbolos que nos dejó la historia del Calvario.

El Maestro Kumar dice que aquel que se olvida de su madre no puede esperar nada en términos de expansión de conciencia.

“La injusticia hecha a la mujer es una injusticia hecha a la Naturaleza que se nos devuelve y nos ata. La injusticia hecha a la naturaleza del planeta nos ata al planeta. La Naturaleza está en funcionamiento dentro y fuera de nosotros y tenemos que aprender a respetarla. Lo femenino en el plano físico es simbólico de esa Naturaleza. Y si esta humanidad tiene que elevarse, solo puede ocurrir mediante la mujer. Es la pureza de la mujer la que dará pie a la encarnación de almas elevadas. Y si los Maestros tienen que nacer en el plano físico, necesitan mujeres de elevada pureza.” (Un Entendimiento Claro del Hombre y la Mujer”, K.P. Kumar)


Al dedicar el próximo congreso a la Madre Divina esperamos profundizar en su misterio, que es el misterio de la vida en la materia. Como grupo la invocaremos para que sean removidos los velos de la ignorancia y podamos ver el esplendor de la Creación. Ella, que es Dios en la Materia, que es la Sustancia Primordial, es la que nos permite la gran oportunidad de la experiencia que es la llave que abre las puertas a los planos más sublimes de la creación. La mente nos marca el sendero pero la experiencia nos permite transitarlo.

La materia cambia de forma pero es eterna. A veces es energía, a veces materia sólida, pero es indestructible. Si te conectas con esa fuerza sutil que impregna todo, con esa vida que está detrás de todo lo creado puedes beber la esencia inmortal y embriagarte con su divino elixir. Compruébalo. Una vez me conecté con una brillante estrella y sentí que la vida del espacio estaba en mí con tanta fuerza que aquella estrella era la luz de uno de mis átomos. La miré y dejé que su luz y mi luz se hicieran una. De la misma manera lo puedes hacer con todos los elementos que la Naturaleza te ofrece. Con el sol puedes descubrir el fuego que habita en ti, con el mar sentir las infinitas corrientes de vida que circulan en tu interior, con el viento puedes volar por tus espacios internos…

La Madre Divina siempre te acompaña en cada una de sus manifestaciones. Que puedas percibir su sagrada presencia y vivir bajo su protección, es mi ferviente deseo. Con el amor de siempre,

Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es

viernes, 30 de agosto de 2013

ORACIÓN A LA MADRE TERRENAL



Oración a La Madre Terrenal

Madre nuestra que estás en la tierra, bendito sea tu nombre. Venga a nosotros tu reino y hágase tu voluntad en nosotros así como en ti se hace. Igual que envías cada día a tus ángeles, envíalos también a nosotros, pues tuya es la tierra, el cuerpo y la salud. Amén

Madre nuestra, que estás dentro y fuera de todo, bendito y amado sea tu nombre, sea en nosotros tu fuerza, y cúmplase tú sagrado destino a través nuestro. Procúranos Madre, nuestro sustento de cada día. Madre, haz me sentir tu presencia no nos dejes bajo nuestro libre albedrío olvidar tu rostro y así por fin sentir que TODOS SOMOS UNO contigo.... Así es. Amén.

El Sonido Universal de la Madre Tierra: OM, OM, OM

La Bendición de ser mujer,

Sylvia Rodríguez

lunes, 8 de julio de 2013

Habla Magdalena:



Yo Soy la vibración, la energía y la claridad de la que se conoce como la Magdalena. A medida que el Tiempo escrito se desengancha, busca los cuentos antiguos que ha traído a rastras por demasiado tiempo. Yo, como la vibración de la Magdalena, he esperado este tiempo, este día, este lugar, para anunciar en la plenitud de la Luz ante Dios, país, hombre y religión, lo que verdaderamente significa amar tan profundamente a un hombre que se ha Cristificado y al que se lo ha visto más brillante que un sol. He esperado mucho para ser reconocida como compañera en la Luz. En este reconocimiento de mi unión con Cristo, no deseo desmerecer a otros ni intimidar a ninguna religión, inclinándola hacia mi verdad. No deseo causar controversia en un mundo que ya está lleno de agitación.

Yo represento a todas las mujeres. A aquellas que aman sin motivo ni justificación. Aquellas que lloran por todos los que se niegan a sentir o mostrar dolor. Represento lo que no tiene fundamento y sin embargo es eterno por naturaleza. Aquello que no cesa. Yo soy el texto oculto dentro de la luz que expone lo que está en lo profundo de las entrañas del tiempo. Siempre me han representado como bosquejos en el tiempo para mostrar lo que estaba oculto. Yo también luché contra mis miedos y pesadillas todos los días mientras andaba por un mundo que estaba profundamente dormido. Un mundo que no podía ni puede ver lo que tiene delante.


Todo lo que he representado desde el comienzo del tiempo es una posibilidad femenina Crística. Yo represento a la Diosa, la madre, lo femenino dentro de todo lo que es humano y femenino. Yo sólo reflejo las habilidades que necesitan adoptar quienes siguen mis enseñanzas, para permitir que por fin se vea este matrimonio sagrado en la plenitud del tiempo y del texto sagrado. He reconocido mi propia divinidad al aceptar al Hijo de Dios dentro de mi propio corazón y cuerpo. Su sagrada presencia, que reflejaba a la mía, me consumió. Yo creé desde un ángulo distinto de luz que él, trayendo nuevos colores al arco iris de la Tierra.

No es que quiera que se me reconozca por los 2000 años de dislocación histórica, pero sí quiero que la Tierra acepte el hecho de que un linaje de sangre Crístico vive físicamente en los cuerpos de muchos en la Tierra. Muchos se han enfocado en la injusticia que se me hizo al barrerme bajo la alfombra del tiempo y recortarme de las páginas de los manuscritos antiguos, pero todo eso para mí es agua vertida en el río, no tiene importancia.


Lo que quiero que reconozcan no es lo duro de mi existencia ni que se la haya ocultado. Lo que quiero sacar a la luz es el linaje sagrado. Un linaje físico que alberga una miríada de capacidades sagradas. Muchas religiones de su mundo han mantenido ocultas las verdades, manteniendo a las masas en tortuosos mecanismos de falsedades. Muchas religiones ven a Cristo, el hombre, tan sagrado, que haber siquiera tocado o amado a una mujer deseándola lo rebajaría, lo haría demasiado humano, demasiado débil, para ser siquiera un Dios.

Lo que esto dice alto y claro es que el amor y el matrimonio no son sagrados, no son divinos y es considerado impuro por muchos que visten oscuras túnicas de repulsión. Para la religión, la sola idea de que Jesús realmente ame a alguien, es algo perjudicial para su divina memoria, dañino para su Santidad. El matrimonio es la creación de una trinidad divina. Es cuando dos reconocen el profundo amor que los une y crean un contrato divino bendecido por Dios.

Yo vine a la Tierra como una Hija de la Luz. Una hija de la luz que se extravió durante muchos años, buscando lo que no podía ver. Una Hija de la Luz que buscó en muchos textos sagrados y viajó muchas millas para encontrar lo que era Santo, lo que era verdad y lo que estaba por venir.

En mi humanidad, me extravié y olvidé. Entonces un día me encontré frente a frente con mi Amado. Cuando la oscuridad de mis ojos y el azul de los suyos se encontraron, fuimos como dos galaxias que por fin se tocaban y recordaban que una vez fueron una. La inmensidad de esa conexión creó un efecto expansivo a través del tiempo.

Siempre hemos sido una Pareja Sagrada, casados a través del tiempo sin lugar a dudas. Ocultamos nuestro amor en lo profundo detrás de las miradas, de los contactos, de las verdades que pasaban del uno al otro. El sabía lo que ocurriría, al igual que yo. Yo había soñado su muerte muchas veces y él siempre me consolaba por las noches. Eso fue parte de los demonios que él expulsó ya que yo tuve esos sueños muchos años antes de conocerlo siquiera. El sabía que todas esas pesadillas me tenían encadenada y dolida. Eran mi mortificación y entonces él me liberó. Al hacerlo, me quitó un gran velo negro del corazón, de mis ojos. Vi mi luz y mi destino con tal claridad que nunca dudé ni una vez de ese conocimiento.

No hay palabras que describan lo solo que estuvo en su caminar por la Tierra. Habíamos estado en contacto desde niños, muchas veces en el mismo lugar y, tal como hacen los niños, bromeábamos entre nosotros; de cabello color caoba y muy travieso. Porque, en su humanidad, él iba a disfrutar de la vida mientras buscaba las respuestas a las preguntas que guardaba en lo profundo de su corazón. Sabíamos que nuestras formas humanas terrenales estaban destinadas a encontrarse, pero a los ojos de un niño, eso estaba lejos en el futuro. Trabajamos juntos como una sola luz en los éteres y lugares de ensueño. Siempre estuvimos conscientes de los sacrificios que habían de venir y atesorábamos cada minuto, cada toque, como perlas, preciosas y únicas.

No me presento para que se me vea como una víctima, porque yo nunca, jamás fui víctima de nada ni de nadie. Siempre me mantuve firme en lo que sabía que era verdad y lo que sabía que era el destino. Nosotros sabíamos que nuestro tiempo sobre la Tierra era minúsculo comparado con la eternidad. Yo debía permanecer en el planeta y dar a luz un linaje que sería recordado 2000 años. Cuando los ojos de la humanidad vean a la Magdalena en cualquier forma, se activará un recuerdo profundo. A medida que ese recuerdo brota en el corazón y los ojos de la Tierra, la santidad continúa. Imaginen este ADN Crístico como una ristra de luces de Navidad, que se envuelve alrededor del mundo.

Yo soy la Magdalena – represento al Cristo femenino. Represento aquello en lo que se van a convertir en cada aspecto de su vida. Una mujer que es profetisa, una mujer que puede ver el futuro, una mujer que sabe que cada minuto cuenta, una mujer que reconoce su sacralidad y su capacidad para interactuar con toda la vida y la Tierra. Eso es lo que les doy como regalo.

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La Magdalena llevó a la niña Crística a la Gran Pirámide para recibir la descarga completa de la semilla Crística. La fuerza de la Gran Pirámide activó a la niña difundiendo a todos los puntos de luz en las estrellas. Un vórtice de amor nació dentro de un vórtice de poder al encontrarse tres y convertirse en Uno. El lugar sagrado avanzó en su propia evolución postergada al tener lugar esta acción desinteresada. La niña nació prematuramente. Al ser pequeña y de naturaleza delicada, esa descarga aseguró su supervivencia. Entonces se completó la trinidad en obra y destino. La hija Crística del matrimonio sagrado se anticipó debido al estrés de la Magdalena y la pérdida y trasmigración de su más profundo amor. Hubo muchas lágrimas, pero se contuvieron muchas lágrimas más, su cuerpo se volvió tóxico por la emoción mientras llevaba a la hija de la luz en su vientre. La niña llegó prematura e inesperadamente en un lugar que sólo el destino conoce. La tierra misma se movió ese día tal como se había movido la estrella durante el nacimiento del propio Cristo. El menos sagrado de los lugares se volvió sagrado y hasta este día y momento, nadie lo ha visto.

Gillian MacBeth-Louthan
PO Box 217 Dandridge, Tennessee 37725-0217
Traducción: Margarita López
Edición: Susana Peralta

Sitio oficial de El Despertar Cuántico en español:

La Bendición de ser mujer,
Sylvia




martes, 28 de mayo de 2013

YO SOY MARÍA DE MAGDALENA



Canalizado por Gillian MacBeth-Louthan

Yo soy la que llega sobre las alas de la luz. Yo Soy María de Magdalena. En tiempos antiguos, muchos de ustedes estuvieron en la Sagrada Orden de Magdalena. No era un apellido. Era un título. Era una corona. Era un conocimiento. Cuando yo vivía soporté mucho odio impuesto sobre mi ser debido a mi posición y preparación. Soporté flechas envenenadas provenientes de ojos ajenos. Soporté palabras airadas. Me mantuve firme en mi Luz y las enseñanzas sagradas de mi Orden. No trastabillé en mi camino sino que mantuve un fuerte corazón de amor.  No pedí misericordia porque sabía que estaba en una luz tan grande y tan hermosa que nada podía causarme angustia o fisuras en mi mundo o en mi corazón. Vi mi luz sólida, no como filamentos que flotan y serpentean en cada brisa cambiante, sino sólida como un manto. 

Cada día, cuando despiertan a la gracia de Dios/Diosa, con la primera respiración al resurgir de los reinos del sueño, solidifiquen la luz que son. Ustedes penetran la Tierra y el Cielo con una columna de luz que se contrae o expande con cada respiración y cada pensamiento. Esta gran luz es la que deben condensar todos los días con sus palabras e intenciones.

Solidifiquen la luz desde el corazón mismo de la Madre Tierra subiendo por sus pies, por su cuerpo, hacia el amor que son. Su cotidianeidad los obliga a desnudarse de su verdadera divinidad. Picotea su cuerpo como un buitre. Ustedes permiten que toda la vida los borre. Cuando dejan que la vida los succione y tome su aliento mismo y su paz, ustedes hacen que sea una injusticia todo lo sagrado. La vida en la Tierra depende de ustedes para mantenerla sagrada. No tiene importancia si se embarcan en el reino de lo mágico o acampan en el lugar sagrado, porque sin ustedes es solo un planeta que gira.

Avancen como Luz solidificada, una Comitiva Sagrada de lo que no se puede disolver, de lo que no se puede quitar. Su Madre Tierra depende de ustedes, porque el corazón no late puro en muchos que tienen las llaves del poder. Véanse arraigadas, condensadas, desde el centro del corazón de la Tierra a través de su propio corazón ascendiendo hasta el corazón del Creador. Nada puede disolver la luz verdadera.

Mujeres de la Tierra -sin importar el color, el credo, el tamaño o la edad que tengan- yérganse y solidifiquen su luz. No se arrodillen rogándole al Universo que interceda en su favor. ¡Porque ustedes son todo lo que buscan y no puede ser de otra manera! Visualicen la luz condensada, la paz consolidada, el amor cohesionado. Vean las ondulaciones de luz. Véanlo como la trama misma de todo lo que alguna vez fue sagrado y ha sido olvidado.

Ustedes han olvidado que son la esencia del Cielo en la Tierra. Han olvidado fortalecer el amor que son, la belleza que son, la paz que son. Yo soy María Magdalena. Cada una de ustedes es de la Orden de la Magdalena. Sumas Sacerdotisas. Su lazo de sangre no ha terminado nunca, ni puede hacerlo. Ustedes no se han separado jamás de lo que son y lo que están destinadas a hacer. Simplemente lo han olvidado. Créanlo y es así.


Bienvenidos