martes, 24 de septiembre de 2013

Descubre cuál es tu Diosa o arquetipo femenino.

Parte 1

Te gustaría descubrir cuál es tu diosa o arquetipo femenino al cual tu perteneces. La energía femenina ha emergido con fuerza nuevamente, como un recuerdo pulsante de un pasado histórico ancestral.

Conocer los códigos genéticos o arquetipos genéticos femenino que influyen fuertemente en nuestras percepciones, son como plantillas que filtran y moldean la energía luz que pasa a través de éstas.

Es usted una mujer cuya mente está siempre enfocada hacia el trabajo, las cuentas bancarias, y las estrategias? ¿O acaso una romántica sin metas claras, que espera la llegada de un príncipe? ¿Le apasiona todo lo que suponga crear, es enamoradiza y sabe disfrutar del placer de los sentidos?... Estas son algunas de las diosas que conforman las psiques femeninas y que, todas juntas, así como la parte masculina o ánimus, integran la Diosa que hay dentro de usted.

Hubo un tiempo muy lejano, en que Dios era mujer. Gaia para los griegos, Hathor en Egipto, Eda entre los escandinavos... la Diosa adquirió mil formas y nombres, pero se halla presente en el origen de todas las culturas. El gran poder de la Diosa residía en que presidía el principio femenino de la Creación, asociado al misterio de la procreación.

En los primitivos contextos animistas, donde se desconocía el papel del varón en la reproducción, esta facultad se atribuía a una causa sobrenatural. De ahí que la Diosa simbolizara la capacidad de transformar, de dar vida. Por ello, la mujer era la medida de todas las cosas. Sus ciclos menstruales se relacionaban con los ciclos lunares, que claramente incidían en fenómenos naturales como las mareas.

El matriarcado legó esta religiosidad a la sociedad patriarcal posterior y así se prolongó su vigencia en la antigüedad. En su visión, todo estaba unido. La mujer transformaba, creaba y nutría, pero también necesitaba la energía masculina para hacer alquimia. Hombre y mujer eran la integración de dos poderosas energías cósmicas conectadas: acción y sentimiento, razón y magia, amor y sabiduría.

Esto es, según Olga Escuder, psicoterapeuta transpersonal, lo que barre y aniquila más tarde la evolución histórica del patriarcado al desacralizar el principio femenino y subordinarlo al masculino, generando una herida en el hombre y en la mujer.

A partir de cierto momento, como nos explica, «hombre y mujer reprimen respectivamente sus energías femeninas y masculinas internas, haciendo que la acción y el sentimiento vivan desconectados en sus almas».

Pero la conexión de las dos vertientes es posible, puesto que el poder de la Diosa vive en cada mujer, en forma de cualidades arquetípicas, según sostiene Chris Waldherr en La diosa dentro de ti (Robin Book, 1998). La toma de conciencia y el desarrollo de estos arquetipos internos, que son las diosas (y dioses), así como su armonización, conducen a la mujer (como le ocurre al hombre) a la plenitud psíquica, pues habrá logrado integrar a sus "deidades interiores" con todos sus rasgos.

Cada humano, hombre o mujer es un ser completo, como una bola facetada de cristales que contiene todas las deidades. Por distintas circunstancias, se activan unos u otros arquetipos; es decir, aunque una mujer se identifique con una energía femenina determinada, podrá potenciar más otras por efecto del entorno familiar cuando es una niña, o los de la sociedad siendo adulta.

Así aunque una niña sienta una fuerte presencia de Artemisa, la diosa de la naturaleza, independiente y feminista, si sus padres la educan para que sea dulce como la miel, ella, para ser aceptada, se entregará a Perséfone, la doncella sumisa y complaciente, reprimiendo el arquetipo dominante de su psique.

La sociedad es otro factor que fomenta algunas diosas y condena a otras. Tradicionalmente, las diosas potenciadas eran Perséfone, la hija, Hera, la esposa y Démeter, la madre. Afrodita, la deidad del amor, fue condenada como «la prostituta». Ahora, con los logros feministas, las diosas más reconocidas son Atenea, arquetipo de la mujer triunfadora, Artemisa y Afrodita.

Por otro lado, las fases por las que pasa una mujer en su desarrollo también son causa de la activación de diferentes arquetipos. De esta manera, en su adolescencia puede ser una Perséfone, la doncella sin metas claras, conectada con sus sentidos y a la espera de venga algo o alguien capaz de arrebatarla, y cuando sienta su sexualidad y empiece a tener relaciones con distintos chicos surja en ella la bella Afrodita, que le dará la capacidad de enamorarse.

Si en una de esas relaciones encuentra al hombre de su vida, aparecerá tal vez Hera hablándole de compromiso y haciéndola soñar con una boda. Hera será quien le permita ser fiel al hombre elegido. En el instante en que empiece a sentir la necesidad de crear una nueva vida, será Démeter la que le esté sugiriendo la idea de quedarse embarazada.

Al tiempo, tal vez se exprese Atenea para ayudarle a sacar adelante su trabajo y poder llegar a fin de mes. Y si sufre una infidelidad y decide divorciarse, invocará a Artemisa, convirtiéndose en independiente, solidaria con las mujeres, que sabe marcarse objetivos y conseguirlos. Quizás al final de su vida, tras las experiencias adquiridas y el sufrimiento, pueda aparecer en ella una Hestia, la anciana sabia y espiritual que busca la soledad para conectar con ella misma. Hay que tener en cuenta que cada uno de estos patrones es en sí incompleto y que para crecer, una persona necesita a los demás.


Por eso, no sólo es importante descubrir la diosa (o el dios) con el que internamente una se identifique más, sino también activarlos a todos para alcanzar la plenitud. Para esto hay que ser consciente de ellos primero, y luego, es necesario «hacer». Una mujer Atenea, que vive en su cabeza más que en su corazón y es incapaz de disfrutar de la vida, necesita invocar a una Afrodita, bailando, utilizando su creatividad con un pincel y una paleta de colores o simplemente saliendo de compras y arreglándose. Otra mujer que desee potenciar una Hestia, deberá dedicarle tiempo a la meditación, encendiendo las velas en su hogar y ambientando su rincón espiritual con incienso.


Bendiciones de Luz y Amor,
Sylvia

SOY LA MADRE Y EL HIJO, SOY DIOS, SOY MATERIA



Bajo el signo de Virgo iniciamos el primer movimiento del Onceavo Congreso Internacional del Nuevo Pensamiento que se celebrará en Puerto Rico, dedicado a la Madre Divina. El mes de Virgo nos aporta el primer impulso hacia este próximo encuentro fraternal que durante los días del 14 al 17 de Febrero del 2014 se llevará a cabo en las montañas de Borinquén para meditar, reflexionar y hacer contacto con la energía de la Madre Divina, el aspecto femenino de Dios.


Siempre sentí que la belleza de la isla de Puerto Rico facilita la percepción del esplendor de la creación, la belleza de Dios Madre manifestándose en la exuberante naturaleza y su infinita variedad de formas. Toda la creación es un juego de fuerzas entre el Espíritu y la Materia o entre el Padre Celestial y la Madre Divina. En la tradición Védica la Madre es la Naturaleza y también es el Fuego o la Conciencia que la anima. En Occidente vemos esto como una Trinidad y entonces el Padre es el Espíritu, la Conciencia es el Hijo y la Sustancia, la Madre.


 Lamentablemente en nuestra tradición espiritual al principio materno de la creación se le llamó Espíritu Santo y de alguna forma se hizo masculino en la psiquis humana. Cuando veo que algunos espiritualistas no pueden reconocer a Dios en la materia pienso que es consecuencia de ese gran pensamiento forma que ha moldeado la psiquis occidental haciéndonos creer que todo lo que tiene que ver con Dios es masculino y pertenece al reino del Espíritu. Tanto lo femenino como la sustancia quedan relegadas a un nivel inferior porque no reconocemos que sin un contenedor, sin la sustancia, el espíritu no se puede manifestar. No reconocemos que Dios es Padre y es Madre, que es Espíritu y es Materia. Precisamente la palabra clave desde el ángulo del alma del signo de Virgo dice así: “Soy la Madre y el Hijo, soy Dios, soy materia”

Cuando reconocemos a la Madre, que es la sustancia primordial del universo se nos devela todo un Cosmos de infinitas variedades en donde podemos encontrar lo divino en una estrella al igual que en una piedra o en una gota de rocío. Todo depende del estado de nuestra conciencia y la transparencia o pureza de nuestra percepción que nos deja ver a Dios en todo lo creado.

La creación es masculina y femenina. El Dios Absoluto tiene los dos principios al igual que la Creación. Estos principios se resumen en el dar y el recibir, o en el soporte y la acción. Estos principios que son la danza eterna de la creación se manifiestan en todos los planos y al expresarse a través de la humanidad lo hacen como hombre y mujer. Pero cada hombre en su interior tiene un parte femenina y cada mujer, una parte masculina. Porque todos damos y recibimos, apoyamos y actuamos.


En la historia de Adán y Eva, que como todas las historias que nos hablan del génesis son simbólicas y no literales, Eva surge de la costilla de Adán. Adán representa a la humanidad y Eva es parte de Adán. Si no lo fuera, ella hubiese sido expulsada del Paraíso y no él, pero fueron los dos los que recibieron la cobertura de piel. Es el humano que es hombre y es mujer, que tiene los dos principios en su naturaleza y cuando se manifiesta por medio de un cuerpo de carne y hueso lo hace como hombre o como mujer.

 Cuando las escrituras son mal interpretadas ocasionan mucho dolor y sufrimiento y creo que la interpretación literal de esta historia es la que más daño le ha hecho a la mujer. Nos echan la culpa de una caída que era parte del Plan de la Creación, que simbolizó la entrada del alma humana a la materia más densa al adquirir, por medio de la fruta del árbol del bien y del mal el poder de pensar, de discernir, y de esta manera, iniciar el sendero de evolución del alma humana en la Tierra.


Venerar la Naturaleza es tan importante como venerar al Padre. Si condenamos la naturaleza quedamos prisioneros de ella. La tradición dice que primero hay que venerar a la Madre y entonces ella te permite atravesar cada uno de los planos, te lleva de la mano y te entrega al Padre. A nivel humano es la madre que prepara al niño en su infancia; ella es la que puede sembrar en él lo que el padre no puede en las etapas más tiernas, donde se graban con más fuerzas las tendencias futuras. Eso fue lo que hizo la Madre de Jesús, preparó al Hijo y se lo entregó a la Humanidad. Y cuando el Hijo fue a partir, allí en la cruz entregó a su madre a Juan, el discípulo amado diciéndole. “Madre, he ahí a tu hijo; Hijo, he ahí a tu Madre”; uno de los grandes símbolos que nos dejó la historia del Calvario.

El Maestro Kumar dice que aquel que se olvida de su madre no puede esperar nada en términos de expansión de conciencia.

“La injusticia hecha a la mujer es una injusticia hecha a la Naturaleza que se nos devuelve y nos ata. La injusticia hecha a la naturaleza del planeta nos ata al planeta. La Naturaleza está en funcionamiento dentro y fuera de nosotros y tenemos que aprender a respetarla. Lo femenino en el plano físico es simbólico de esa Naturaleza. Y si esta humanidad tiene que elevarse, solo puede ocurrir mediante la mujer. Es la pureza de la mujer la que dará pie a la encarnación de almas elevadas. Y si los Maestros tienen que nacer en el plano físico, necesitan mujeres de elevada pureza.” (Un Entendimiento Claro del Hombre y la Mujer”, K.P. Kumar)


Al dedicar el próximo congreso a la Madre Divina esperamos profundizar en su misterio, que es el misterio de la vida en la materia. Como grupo la invocaremos para que sean removidos los velos de la ignorancia y podamos ver el esplendor de la Creación. Ella, que es Dios en la Materia, que es la Sustancia Primordial, es la que nos permite la gran oportunidad de la experiencia que es la llave que abre las puertas a los planos más sublimes de la creación. La mente nos marca el sendero pero la experiencia nos permite transitarlo.

La materia cambia de forma pero es eterna. A veces es energía, a veces materia sólida, pero es indestructible. Si te conectas con esa fuerza sutil que impregna todo, con esa vida que está detrás de todo lo creado puedes beber la esencia inmortal y embriagarte con su divino elixir. Compruébalo. Una vez me conecté con una brillante estrella y sentí que la vida del espacio estaba en mí con tanta fuerza que aquella estrella era la luz de uno de mis átomos. La miré y dejé que su luz y mi luz se hicieran una. De la misma manera lo puedes hacer con todos los elementos que la Naturaleza te ofrece. Con el sol puedes descubrir el fuego que habita en ti, con el mar sentir las infinitas corrientes de vida que circulan en tu interior, con el viento puedes volar por tus espacios internos…

La Madre Divina siempre te acompaña en cada una de sus manifestaciones. Que puedas percibir su sagrada presencia y vivir bajo su protección, es mi ferviente deseo. Con el amor de siempre,

Carmen Santiago – fdnpcaracas@yahoo.es